ALBERTO GRIMALDI | ACTUALIZADO 21.04.2013 - 07:00. EuropaSur
LA evolución de la Plataforma en Defensa de las Conexiones Ferroviarias de la Bahía de Algeciras en un grupo de presión es una buena noticia que, empero, llega a mi entender demasiado tarde.
Ante el hecho evidente de que los intereses de Ferrmed, el lobby promovido en el Levante, eran contrarios a los del Campo de Gibraltar, la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras, la Cámara de Comercio y la Asociación de Grandes Industrias decidieron abandonar ese grupo de presión. Se dieron cuenta de que Valencia y Barcelona querían utilizar la situación estratégica de Algeciras para atraer inversión europea a sus intereses. De hecho, Ferrmed ha mantenido a la APBA como miembro dellobby en su web hasta bien poco - y lo ha quitado bajo amenaza de acciones legales- y aún mantiene a la AGI y a la Cámara: precisamente para usar a Algeciras y su conexión africana para sus intereses en Bruselas.
Fue en aquel momento en el que se decidió salir de Ferrmed cuando debió ponerse en marcha un lobbycomo el recién constituido Euroafrica-Rail.
Entonces lo que nació fue la plataforma, que ha hecho un trabajo enorme de concienciación dentro y fuera de la comarca. Pero no a los planos en los que se mueve un lobby.
Y el ímpetu que ha tenido la AGI en este asunto, bajo la presidencia de Miguel Ángel Calderón (del Grupo Cepsa), ha ido perdiendo fuerza en los últimos tiempos, en los que la presidencia la ocupa un ejecutivo de Maersk, Javier Saez.
La Federación de Empresarios parece querer suplir a la AGI, incluso recurriendo a estructuras abandonadas por fallidas.
No soy sospechoso de no reclamar una y otra vez al Gobierno que acabe con el agravio inversor en ferrocarril y cumpla con las prioridades que le ha marcado la Comisión Europea (que exige que el trazado entre Algeciras y Madrid esté mejorado en 2020), pero eso no obsta para que piense que también en el Campo de Gibraltar tenemos que hacer autocrítica. Que las grandes empresas que defienden el tren podrían haber hecho más.
Euroafrica-Rail nace con un reto muy difícil: revertir la política inversora de un Gobierno que nos miente, porque aunque dice apostar por el ferrocarril Algeciras-Bobadilla, los hechos (los Presupuestos) que no, que nos dan las migajas del pastel que disfruta el Levante.
Tan difícil es el reto que no sólo se trata de dinero, sino de la continua confusión que crea el Ejecutivo respecto al corredor marcado por Europa para ocultar su intolerable discriminación. Fomento está ahora tratando de resucitar el concepto del eje central con ese fin. Llegamos tarde porque el dinero no ha venido ni siquiera de manera proporcionada. Y dudo que tenga arreglo.
Ante el hecho evidente de que los intereses de Ferrmed, el lobby promovido en el Levante, eran contrarios a los del Campo de Gibraltar, la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras, la Cámara de Comercio y la Asociación de Grandes Industrias decidieron abandonar ese grupo de presión. Se dieron cuenta de que Valencia y Barcelona querían utilizar la situación estratégica de Algeciras para atraer inversión europea a sus intereses. De hecho, Ferrmed ha mantenido a la APBA como miembro dellobby en su web hasta bien poco - y lo ha quitado bajo amenaza de acciones legales- y aún mantiene a la AGI y a la Cámara: precisamente para usar a Algeciras y su conexión africana para sus intereses en Bruselas.
Fue en aquel momento en el que se decidió salir de Ferrmed cuando debió ponerse en marcha un lobbycomo el recién constituido Euroafrica-Rail.
Entonces lo que nació fue la plataforma, que ha hecho un trabajo enorme de concienciación dentro y fuera de la comarca. Pero no a los planos en los que se mueve un lobby.
Y el ímpetu que ha tenido la AGI en este asunto, bajo la presidencia de Miguel Ángel Calderón (del Grupo Cepsa), ha ido perdiendo fuerza en los últimos tiempos, en los que la presidencia la ocupa un ejecutivo de Maersk, Javier Saez.
La Federación de Empresarios parece querer suplir a la AGI, incluso recurriendo a estructuras abandonadas por fallidas.
No soy sospechoso de no reclamar una y otra vez al Gobierno que acabe con el agravio inversor en ferrocarril y cumpla con las prioridades que le ha marcado la Comisión Europea (que exige que el trazado entre Algeciras y Madrid esté mejorado en 2020), pero eso no obsta para que piense que también en el Campo de Gibraltar tenemos que hacer autocrítica. Que las grandes empresas que defienden el tren podrían haber hecho más.
Euroafrica-Rail nace con un reto muy difícil: revertir la política inversora de un Gobierno que nos miente, porque aunque dice apostar por el ferrocarril Algeciras-Bobadilla, los hechos (los Presupuestos) que no, que nos dan las migajas del pastel que disfruta el Levante.
Tan difícil es el reto que no sólo se trata de dinero, sino de la continua confusión que crea el Ejecutivo respecto al corredor marcado por Europa para ocultar su intolerable discriminación. Fomento está ahora tratando de resucitar el concepto del eje central con ese fin. Llegamos tarde porque el dinero no ha venido ni siquiera de manera proporcionada. Y dudo que tenga arreglo.
